Derechos de los inquilinos: Así se clasifican
La clasificación de los derechos de los inquilinos se realiza con el objetivo de ayudarles a tomar conciencia de los derechos y deberes que tienen. Esta clasificación es fundamental para que conozcan sus obligaciones como inquilinos y también para asegurar que los propietarios comprendan y respeten estas obligaciones, dado que ambas partes deben cumplir con sus responsabilidades en el alquiler.
Los derechos fundamentales de los inquilinos se pueden dividir en derechos directos e indirectos. Entre los directos, se cuenta con el derecho a una vivienda adecuada, como así también a un alquiler justo, la libertad de hacerse cargo de perjuicios causados por el propietario, el derecho a la privacidad, el derecho a recibir un tratamiento justo, el derecho a ser informados sobre los gastos relacionados al alquiler y a no ser desalojados sin una orden judicial.
Entre los derechos indirectos está el derecho a que los problemas de la vivienda sean solucionados de una manera rápida y satisfactoria por el propietario, el derecho a no ser expulsado si se retrasan los pagos, el derecho de renovar el contrato de alquiler, el derecho a ser respetado por el propietario y el derecho a exigir la devolución completa del depósito, dentro de los treinta días posteriores a la finalización del contrato.
En todos estos casos, es responsabilidad de los inquilinos conocer sus derechos y asegurarse de que tanto el propietario como ellos mismos están haciendo exactamente lo que está establecido en el contrato. De esta manera, protegen a ambos y evitan problemas legales.
¿Cuánto es el tiempo máximo que un inquilino puede aumentar el alquiler?
El aumento de los alquileres de vivienda suele depender de los precios del mercado inmobiliario en la zona donde estemos. Sin embargo, está limitado explícitamente por la Ley de Alquileres del Estado donde se ubique el inmueble. Los aumentos máximos que se pueden realizar en el precio de un alquiler varían mucho dependiendo de la legislación de cada Estado; algunas jurisdicciones poseen limitaciones muy estrictas, mientras que otras apenas tienen ciertos límites.
En términos generales, si la ley del Estado establece límites a los aumentos en los alquileres, el aumento máximo será de un porcentaje determinado cada año, que suele ser de entre un 4 % y un 8 %. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el propietario del inmueble sólo puede aumentar los alquileres si el inquilino se ha quedado mucho tiempo en la vivienda, es decir, si ha pasado un cierto número de años en el lugar sin cambiar de propietario.
En algunos casos, el propietario puede aumentar la renta aunque el inquilino se acoja a la prohibición de aumentos de alquiler, pero debe justificar el alza y es probable que el aumento no supere el porcentaje anteriormente mencionado. Además, el propietario seguirá estando limitado incluso si el inquilino no se opone al alza del precio; tendrá que financiar tanto los costes de mejoras del inmueble como los honorarios de los profesionales que asesoren al propietario acerca de la subida de precios.
En conclusión, el aumento máximo a realizar en el precio de un alquiler depende mucho de la legislación vigente en cada Estado, aunque en general los aumentos de precios se mantienen entre un 4 % y un 8 % anualmente. Además, hay que tener en cuenta que el propietario no siempre puede aumentar el precio, ya sea por la opinión del inquilino o por el desembolso de dinero para mejorar las condiciones del inmueble.
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